La casa donde no vivo.


The house I live in (2012), de Eugene Jarecki. (Disponible en el Atlantida Film Fest).

Siento que esto no sea una crítica como dios manda, pero lo que se me ocurre al ver el documental no es hacer eso, sino hablar de lo que realmente me ha dado a pensar, de lo que me ha hecho sentir, por lo que esto es una opinión personal acerca del documental y del tema, totalmente discutible por cualquier otra opinión bien argumentada.

Este documental muestra duramente lo que no queríamos oir ni ver. Nos habla directamente a nosotros, nos mira a los ojos y apartamos la mirada. 
Nos quiere hablar de las drogas. No, no es el típico documental sobre las drogas. Es un documental en cierto modo pesimista y a la vez algo alentador, es capaz de abrirnos los ojos. 
En Estados Unidos hay más gente encarcelada por las drogas que en el resto del mundo. Adivinad de qué color son esas personas. En Estados Unidos hay una tremenda discriminación racial a la hora de llevar a cabo la llamada "guerra contra las drogas"(que no ha hecho sino demostrar que en lugar de disminuir el número de drogadictos y traficantes, ha aumentado desde su inicio). La policía hace patrullas diarias por los barrios más pobres, ¿qué esperan no encontrar? Es como ir a pescar, sabes que en algún momento algún pez morderá el anzuelo. Es más, estos policías reciben pagas extras por realizar detenciones relacionadas con las drogas, que incluso acaban superando su salario base a fin de mes. ¿Acaso estos policías van a estar interesados en otro tipo de casos como violaciones o robos, asesinatos, etc.? No, se dedicarán solo a pescar. Es ley de vida. 
Hay unas 90 y pico personas en EEUU condenadas a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, sólo por traficar con drogas. Uno de los condenados decía, "bueno, es igual que condenarme a muerte, ya que sólo saldré de aquí cuando muera". Lo peor no es eso, sino que a la hora de recortar, lo que se recorta es en rehabilitación, por lo tanto, cuando un preso sale de la cárcel, ¿qué le espera? Nadie le da trabajo, aparte de un montón mas de restricciones que tienen al ser ex-presidiario, como por ejemplo la prohibición de vivir en equis barrios, no tener derecho a viviendas del Estado, etc. Salen y están deseando volver a delinquir para volver a la cárcel, allí por lo menos tienen comida y techo.



El foco de atención debería ser la pregunta, ¿qué les llevó a las drogas? Los sumimos en la desgracia creando guetos durante el New Deal, los apartamos de los núcleos comerciales, los hacinamos, los abocamos a la fatalidad. En el documental podemos ver que la mayoría tuvieron padres adictos y traficantes o que tuvieron que irse a trabajar a otra ciudad, dejándolos solos contra la adversidad. Si no tienen dinero ni comida, qué van a hacer, ¿morir de hambre? Delinquen y los castigamos por ello.  Se ha pasado de perseguir las drogas a perseguir a los pobres, y la droga es la excusa para legalizar esa persecución.

Creo que lo más duro que vi en este documental fue un cartel del Estado que rezaba: "Se dará 200$ a aquellas mujeres drogadictas que se esterilicen". Además de obviar el derecho a ser madre, ¿en qué creen que se gastará esos 200$ una mujer adicta? Es la pescadilla que se muerde la cola.

Perfect sense, aferrarnos a lo que nos queda.

"Porque así es cómo la vida continúa... Así."




Perfect sense (2011), dirigida por David Mackenzie es otra de las películas del Atlántida Film Fest.

Susan (Eva Green) y Michael (Ewan McGregor) protagonizan esta preciosa poesía hecha celuloide. No os dejéis asustar por el reparto, porque como ya dije anteriormente en Ali, las comparaciones son innecesarias. A pesar de que el género que suele interpretar Ewan McGregor es bien distinto, eso no le quita mérito como actorazo, y mucho menos desvirtua la imagen de esta película.






No quiero ni pienso aportar nada sobre el argumento excepto algunas pinceladas sobre las sensaciones que éste deja. Perfect sense es una alegoría del fin del mundo. Es la sensación de que somos finitos, insignificantes, ser consciente de ello e intentar agarrarse a lo que tienes. Estar vivo no significa vivir, eso se entiende mejor cuando todo se desmorona a tu alrededor. La pérdida de los sentidos parece peor que una guerra mundial que lo destruya todo, es más lento, es más doloroso. Poco a poco la libertad de movimientos se ve reducida, hasta verte atado completamente a las condiciones en las que te encuentras.
Pero esta película es poesía, es una oda a los sentidos, a lo que representan y habitualmente no llegamos a apreciar. Nuestra forma de relacionarnos, de amar, de caminar, todo depende de los sentidos.
Y aunque parezca una moraleja cursilera, al final todo lo que tenemos firme es el amor, en todas sus vertientes; es a lo único que podemos agarrarnos con firmeza, haya luz o sea todo oscuridad.




Ali


Ali, (2012), de Paco R. Baños. Ali es una de las 37 películas que puedes disfrutar en el Atlántida Film Fest, el mayor festival de cine online, que se está llevando a cabo en estos mismos momentos en la web de Filmin. Ali se estrenará oficialmente en salas el 26 de abril.


Ali es interpretada por Nadia de Santiago, conocida por su papel en la serie de TVE Amar en tiempos revueltos. Las comparaciones son innecesarias.
Ali es irremediablemente joven: tiene 18 años y un verano por delante. No quiere consumirse como su madre loca (una brillante Verónica Forqué), “sólo tiene dos miedos: miedo a conducir y miedo a enamorarse”. Y como acertadamente dice el prólogo, es curioso, porque en realidad son la misma cosa. Tiene miedo a ir demasiado rápido y chocar. Fuma mucho, lleva bragas de abuela, trabaja en un supermercado, roba botellas de alcohol de su trabajo y las revende a menores, le gusta fabricar pequeñas obras de arte. Ali en realidad es un personaje bastante complejo, y dista ampliamente de aquellos personajes arquetípicos y planos que pueblan las películas adolescentes. Quizá sea eso lo que le da el golpe de gracia a una peli que podría pasar como “otra película más” y caer en el olvido. Ali es un personaje que se me parece quizá algo al de Juno, con sus miedos a caer en las vidas rutinarias que la rodean, haciéndose la dura para no dejar a nada ni a nadie penetrar en su cascarón por miedo a que se rompa. 



Algo muy, muy destacable de Ali es la fotografía: en ocasiones se utilizan colores y estéticas cercanas a Moonrise Kingdom, habitualmente con colores fuertes y opuestos que de algún modo representan el verano: el azul para recordarnos el frescor y el naranja para señalar el calor propio de la estación. Aparentemente contradictorio pero que sin embargo consiguen producir la sensación deseada: juventud, frescura, verano, libertad. Por otro lado, la música es sin duda otro de los puntos fuertes de la película, que añade otras pinceladas a esa sensación general.

Ali es fresca, viva, la película perfecta para este momento en el que deseamos sin duda poder quitarnos las pesadas pieles del invierno para recibir con los brazos abiertos a la primavera.





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Más fotogramas: Esto es algo que voy a empezar a hacer bastante, porque a pesar de que lo habitual/académico en las críticas es adjuntar fotogramas pero no demasiados para que no se lleven toda la atención de la entrada, creo que para mí es todo lo contrario: incrementan las ganas de ver la película si no la has visto, y si sí lo has hecho simplemente te lleva a recrearte en recordar alguna de las maravillosas imágenes de la misma. Y como este blog es todo menos habitual/académico, aquí las tenéis :)
(Haced click para ampliarlas)